Tizne, es una práctica situada que explora la relación entre espacio, naturaleza y la intersección entre la arquitectura y las artes creativas. Mientras la arquitectura ofrece una comprensión profunda de los asentamientos humanos, las artes visuales cuestionan las normas que separan distintas formas de creación. Con un arraigo en el Bosque Mesófilo de Veracruz, esta práctica observa un ecosistema transformado por el crecimiento urbano y la constante perturbación antropogénica.
Estas intervenciones reflejan la imposición de ideas coloniales de progreso, fragmentando ecosistemas y desconectando a la ciudad de sus raíces ambientales. Se busca restituir el vínculo con el paisaje y visibilizar las cicatrices dejadas por la urbanización, proponiendo nuevas formas de interacción que respeten su esencia desde una perspectiva feminista. La obra, producto de este proceso de experimentación, es un acto de resistencia creativa, que reconecta con las narrativas locales, honrando la memoria y la identidad del lugar frente a la homogenización.
La cerámica ocupa un lugar central en este proceso, como un medio que entrelaza la materialidad del paisaje con la narrativa del proyecto. Al trabajar con arcillas locales y técnicas que evocan tradiciones ancestrales, cada pieza se convierte en un microcosmos del territorio, una representación tangible de la relación entre las personas, la tierra y su historia. La cerámica no es solo un material, sino un lenguaje que da forma a los recuerdos y a la resistencia frente a las transformaciones del entorno.
Uno de los temas centrales es cómo el espacio influye en la percepción y el comportamiento, transformando entornos cotidianos en experiencias emocionales y sensoriales. Arte, cerámica y arquitectura, lejos de ser opuestos, se entrelazan para generar nuevos significados, rechazando visiones extractivistas que ven el bosque como un recurso pasivo. El bosque es un sujeto activo, con memoria y agencia, que sigue resistiendo incluso en medios urbanos.
Se reconoce que la arquitectura ha sido una herramienta de poder y control, y por ello se busca difuminar sus límites para reivindicar el territorio como espacio con identidad, historia y espíritu. La cerámica, moldeada con técnicas contemporáneas y tradicionales, encarna estas tensiones y sugiere caminos para sanar, resistir y coexistir. Su fragilidad y permanencia reflejan las complejidades de la interacción humana con la naturaleza: quebrantables, pero llenas de memoria.
Tizne es una propuesta de resistencia a las narrativas de progreso ilimitado, creyendo en el poder transformador del arte para sanar, resistir e imaginar un futuro donde el bosque y sus habitantes prosperen juntos.
Tizne es memoria, arraigo y pertenencia a la naturaleza.
Tizne is a situated practice that explores the relationship between space, nature, and the intersection of architecture and creative arts. While architecture provides a deep understanding of human settlements, the visual arts challenge the norms that separate different forms of creation. Rooted in the cloud forest of Veracruz, this practice observes an ecosystem transformed by urban growth and constant anthropogenic disturbance.
These interventions reflect the imposition of colonial ideas of progress, fragmenting ecosystems and disconnecting the city from its environmental roots. The aim is to restore the bond with the landscape and make visible the scars left by urbanization, proposing new forms of interaction that respect its essence from a feminist perspective. The work, a product of this experimental process, is an act of creative resistance, reconnecting with local narratives and honoring the memory and identity of the place in the face of homogenization.
Ceramics occupy a central place in this process, serving as a medium that intertwines the materiality of the landscape with the project's narrative. By working with local clays and techniques that evoke ancestral traditions, each piece becomes a microcosm of the territory, a tangible representation of the relationship between people, the land, and its history. Ceramics are not just a material but a language that shapes memories and resistance to environmental transformations.
One of the core themes is how space influences perception and behavior, transforming everyday environments into emotional and sensory experiences. Art, ceramics, and architecture, far from being opposites, intertwine to generate new meanings, rejecting extractivist visions that view the forest as a passive resource. The forest is an active subject, with memory and agency, resisting even in urban settings.
It is recognized that architecture has historically been a tool of power and control; thus, Tizne seeks to blur its boundaries to reclaim the territory as a space with identity, history, and spirit. Ceramics, shaped with contemporary and traditional techniques, embody these tensions and suggest pathways to heal, resist, and coexist. Its fragility and permanence reflect the complexities of human interaction with nature: breakable yet full of memory.
Tizne is a proposal of resistance against narratives of unlimited progress, believing in the transformative power of art to heal, resist, and imagine a future where the forest and its inhabitants thrive together.
Tizne is memory, rootedness, and belonging to nature.